Nos encontramos en la región del Languedoc, el centro del catarismo, una rama disidente del catolicismo que tuvo su apogeo entre los siglos X y XII.
Castillo de Quéribus
En la entrada, la señora de la taquilla nos advirtió que hay
tanto aire arriba que si la niña iba en la mochila, le cortaría la respiración.
De hecho, había mucho mucho aire porque todo el viento se concentra en el
portón del castillo. Es un paseo cortito aunque desde abajo parece que va a ser
mucho.
Castillo de Peyrepertuse
Sí, hasta allí se puede subir, y no es tan larga la caminata.
Está por encima del pueblo de
Duilhac sous Peyrepertuse, que tiene un bar que abre cuando le da la gana (“es
siempre una sorpresa”, nos dijeron), una tienda de alimentación que parece una
peña, un restaurante de lujo, y una pizzería que solo abre los martes y viernes
y sólo si les llamas antes. Tiene un área de autocaravanas con
servicios gratis incluida el agua.
GPS 42.8635720, 2.5638320
Nos quedaban por ver las Gargantas de Galamus. La carretera
que recorre las gargantas está cerrada a las autocaravanas (altura 2,70m y
anchura 2m), pero se puede aparcar antes. La ruta no es muy larga, nosotros la
recorrimos en bici en unos 10-15 minutos. Hay que estar atento al aire que te
puede dar un susto sobre todo en los tramos que hay solamente un murito de
medio metro para impedir una caída de unos 100m para abajo. En verano ponen un semáforo a la entrada y a la salida con circulación
alterna para impedir los atascos (antes, al parecer, se podía tardar dos horas
en hacer el recorrido).
Volvimos a Duilhac para dormir.

















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